Manuel José Joaquín del Corazón
de Jesús Belgrano (Buenos Aires, 3 de junio de 1770, 20 de junio de 1820) fue un intelectual, economista, periodista,
político, abogado y militar de las Provincias Unidas del Río de la Plata , actual Argentina.
Participó en las Invasiones Inglesas, en la Revolución de Mayo, en la Guerra de Independencia de la Argentina y en las
guerras civiles argentinas. Fue el creador de la Bandera de Argentina.
Belgrano fue un destacado representante de la población criolla de Buenos Aires,
y uno de los principales impulsores de la emancipación del país que luego se
llamaría Argentina, respecto a España. Para ello en un principio promovió las
aspiraciones de Carlota Joaquina en la región, aunque sin éxito. Junto a otros
patriotas impulsó la destitución del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, lo
cual produjo la Revolución
de Mayo; Belgrano integró la Primera Junta que
dirigió el gobierno desde entonces. Se le encargó la dirección del Ejército del Norte, y aunque fue derrotado por las
fuerzas realistas, sentó las bases de la declaración de independencia paraguaya
de 1811.
En 1812 creó la bandera de
Argentina en las cercanías de la ciudad de Rosario, y dirigió el éxodo jujeño,
tras lo cual se impuso a los españoles en las batallas de Tucumán y Salta. Tuvo
gran influencia en el Congreso de Tucumán y propuso la idea de establecer una
monarquía constitucional dirigida por un noble Inca, pero no logró apoyo.
La educación fue una de sus principales preocupaciones: para ello
elaboró durante su estadía en España un plan de acción con avanzadas ideas
sobre la misma.
Belgrano no tenía, como él mismo lo ha dicho, grandes
conocimientos militares, pero poseía un juicio recto, una honradez a toda
prueba, un patriotismo puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un
entusiasmo decidido por la disciplina y un valor moral que jamás se ha
desmentido.
Entre 1786 y 1793 estudió Derecho en las universidades
españolas de Salamanca y Valladolid, donde se graduó como Bachiller en
Leyes, con medalla de oro, a los 18 años de edad en la Cancillería de
Valladolid, dedicando especial atención a la economía política. Por tal motivo,
en Salamanca fue el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política.
Manuel Belgrano alcanzó un
destacable éxito y prestigio por ese entonces, que le permitió obtener del papa
Pío VI una autorización para leer toda clase de literatura prohibida. Dicha
concesión se le otorgó "...en la forma más amplia para que pudiese leer
todo género de libros condenados aunque fuesen heréticos.",5 con la única
excepción de las obras obscenas. De esta manera tuvo acceso a los libros de
Montesquieu, Rousseau y Filangieri; así como imbuirse de las tesis
fisiocráticas de Quesnay. También leyó a los escritores españoles de tendencia
ilustrada, como Jovellanos y Campomanes.
Más tarde, de regreso en
territorio rioplatense, quizás a través de su primo Juan José Castelli, se
interesó por el pensamiento de Francisco Suárez, quien declaraba que el poder
de los gobiernos deviene de los pueblos.
Siguió los acontecimientos de la Revolución Francesa
de 1789, que le influyeron hasta el punto de hacerle adoptar, como a José de
San Martín, el ideario liberal de finales del siglo XVIII.
Belgrano se rodeó de la élite
intelectual de España, y por aquel entonces se discutía sobremanera la reciente
Revolución francesa. Los cuestionamientos al derecho divino de los reyes, los
principios de igualdad ante la ley y de libertad, y la aplicación universal de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, estaban en boca de todos. En esos círculos
se consideraba imperioso refundar la nación bajo principios similares, y
quienes no estaban de acuerdo eran tachados de tiranos y partidarios de ideas
antiguas y desprestigiadas.5 Años más tarde escribiría en su autobiografía:
Juan José Castelli compartió con
su primo Belgrano la labor en el consulado y en el periodismo.
Las invasiones inglesas
Belgrano fue designado capitán de
las milicias urbanas de Buenos Aires en 1797 por el virrey Pedro de Melo.
Trabajaba por entonces en el Consulado, y no tenía un interés genuino en
desarrollar ninguna carrera militar. En su autobiografía declaró lo siguiente:
Si el virrey Melo me confirió el
despacho de capitán de milicias urbanas de la capital, más bien lo recibí para
tener un vestido más que ponerme, que para tomar conocimientos en semejante
carrera.6
El virrey Sobremonte le encargó la formación de una milicia en
previsión de algún ataque inglés, pero no tomó el encargo muy en serio.
Esto llevó a su primer participación en un conflicto armado, cuando el 25 de
junio de 1806 desembarcó una expedición de 1.600 soldados ingleses al mando de
William Carr Beresford, lo cual inició las Invasiones Inglesas. Belgrano marchó
al Fuerte de Buenos Aires apenas escuchó la alarma general, donde reunió a
numerosos hombres para enfrentar la invasión.
Sin conocimientos de milicia,
marcharon desordenadamente hacia el Riachuelo. Tras un único cañonazo inglés,
debió obedecer las indicaciones de su jefe de mando y ordenar la retirada. Más
tarde escribiría: "Nunca sentí más haber ignorado hasta los rudimentos de
la milicia." Tras tomar la ciudad los ingleses exigieron a todas las
autoridades que prestaran juramento de lealtad. El Consulado en pleno accedió a
la demanda inglesa, exceptuando a Belgrano que sostuvo que "Queremos al
antiguo amo, o a ninguno". Se exilió de Buenos Aires y buscó refugio en la
capilla de Mercedes, en la
Banda Oriental.
A principios de mayo de 1810 fue
uno de los principales dirigentes de la insurrección que se transformó en la Revolución de Mayo. En
ésta su papel fue central, tanto personalmente como en su papel de jefe del
carlotismo. Participó en el cabildo abierto del 22 de mayo y votó por el
reemplazo del Virrey por una Junta, que fue la propuesta vencedora. El 25 de
mayo fue elegido vocal de la
Primera Junta de Gobierno, embrión de un gobierno argentino,
junto con otros dos carlotistas: Castelli y Paso.
Continuó dirigiendo y editando el Correo de Comercio, en el
cual expresó:
Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que
la justicia es sólo para los ricos.
Belgrano era el miembro de la Junta con más experiencia
política, y el más relacionado: la mayor parte de los funcionarios nombrados
por el nuevo gobierno lo fueron por consejo suyo. Dirigió por un corto período
el ex partido carlotista, pero rápidamente el control del grupo — y en cierta
medida del gobierno — pasó a Mariano Moreno.
Campaña al Paraguay y actividad en la Banda Oriental
Aunque no era militar
profesional, fue nombrado general al mando del ejército libertador del
Paraguay. Dice al respecto en su autobiografía:
“….Me hallaba de vocal de la Junta Provisoria
cuando en el mes de agosto de 1810, se determinó mandar una expedición al
Paraguay. La Junta
puso las miras en mí para mandarme con la expedición auxiliadora, como
representante y general en jefe de ella; admití porque no se creyese que
repugnaba los riesgos, que sólo quería disfrutar de la Capital , y también porque
entreveía una semilla de desunión entre los vocales mismos, que yo no podía
atajar, y deseaba hallarme en un servicio activo, sin embargo de que mis conocimientos
militares eran muy cortos……”.
En sus campañas militares llamó
la atención su frugalidad y su modo de vida equiparable al de un soldado raso.
Ya en territorio paraguayo, logró
una primera victoria sobre los realistas en la batalla de Campichuelo, pero
resultó derrotado por tropas numéricamente muy superiores en la batalla de
Paraguarí y en la batalla de Tacuarí. Estas derrotas, en 1811, significaron un
revés para el intento de mantener a Paraguay unido a la Argentina , aunque logró
influir efectiva y eficazmente en la emancipación de dicho territorio, a tal
punto que en 1812 firmó con el nuevo estado un tratado de Confederación, que no
pudo concretarse entonces. Es en esa época que redactó los Reglamentos para las
provincias de Misiones, cuerpo legislativo que es precedente para la Constitución Nacional
argentina.
Ante el agravamiento de la
situación de los patriotas en la más estratégica Banda Oriental la Junta porteña obligó a
Belgrano a concluir lo más pronto posible la campaña en Paraguay.
En octubre de 1811 se encontraba
nuevamente en Paraguay y el día 12 firmó con el recientemente constituido
primer gobierno independiente de dicho territorio un Tratado de Amistad,
Auxilio y Comercio para una Confederación.
La creación de la bandera argentina
Fue nombrado jefe del regimiento
de Patricios en reemplazo de Saavedra, que había sido condenado a destierro.
Pero el Regimiento se negó a aceptarlo como su jefe, y se amotinó, en el
llamado Motín de las Trenzas, que fue sangrientamente reprimido.19 Para recomponer
la disciplina, fue enviado a Rosario a vigilar el Río Paraná contra avances de
los realistas de Montevideo.
Allí, en Rosario a las orillas
del Paraná, el 27 de febrero de 1812 enarboló por
primera vez la bandera argentina, creada por él con los colores
de la escarapela, también obra suya. Lo hizo ante las baterías de artillería
que denominó "Libertad" e "Independencia", donde hoy se
ubica el Monumento Histórico Nacional a la Bandera. Inicialmente ,
la bandera era un distintivo para su división del ejército, pero luego la
adoptó como un símbolo de independencia. Esta actitud le costó su primer
enfrentamiento abierto con el gobierno centralista de Buenos Aires,
personificado en la figura del ministro Bernardino Rivadavia, de posturas
netamente europeizantes.
En cuanto a su elección de los
colores de la bandera nacional argentina, tradicionalmente se ha dicho que se
inspiró en los colores del cielo; esta versión es sin dudas válida aunque no
excluyente de otras. Sin embargo, es muy probable que haya elegido los colores
de la dinastía borbónica (el azul-celeste y el 'plata' o blanco) como una
solución de compromiso: en sus momentos iniciales las Provincias Unidas del Río
de la Plata ,
para evitar el estatus de rebelde declararon que rechazaban la ocupación
realista, aunque mantenían aún fidelidad a los Borbones. Por otra parte,
Belgrano parece haber sido devoto de la Virgen de Luján, y otras advocaciones de la Virgen (de Chaguaya, de
Itatí, del Valle, de Cotoca, y de Caacupé), cuyas vestes tradicionalmente son o
han sido albicelestes; en rigor ninguna de las teorías se contradice ya que los
colores del cielo representan al manto de la Inmaculada Concepción
de La Virgen
cuyos colores fueron elegidos por la dinastía borbónica para su presea más
importante entonces otorgada: la
Orden de Carlos III, de esta presea o condecoración surgió
luego durante las Invasiones Inglesas la escarapela y penacho del Regimiento de
Patricios.
En el año 1938 por primera vez se
celebró el Día de la Bandera
en Argentina, eligiéndose el 20 de junio, día de la fecha de su fallecimiento.
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